Los días oscuros es probablemente una de las secuelas mas esperadas de este año 2010. La continuación de Apocalipsis Z tiene en vilo a toda una legión de seguidores que ha sabido crearse este escritor, Manel Loureiro, gracias a su buen hacer en su primera novela. El proyecto que se inició como un blog personal en el que se narraba el diario de un superviviente se ha convertido en un autentico fenómeno en el mundo zombi. Este escritor español, siendo novel, supo sobreponerse a otros autores internacionales y sin duda se ha convertido en el referente de literatura zombi de habla castellana. Como buen fan de este género y con el buen sabor de boca que me dejó la anterior parte, en cuanto me llegó mi ejemplar, dejé lo que tenía entremanos para devorarme el libro. La historia continua justo donde acaba la primera parte. Para los que tenemos mala memoria, a modo de prologo, el autor hace un breve resumen de lo ocurrido en el primer libro para ponernos en situación. La historia estaría dividida en dos partes bien diferenciadas. La primera en la cual narra la llegada a las Islas Canarias atravesando un paisaje desolado y como el grupo se topa con un estado conformado por los supervivientes, se cuenta como pasan una cuarentena obligada antes de poder disfrutar de esa supuesto retazo de tranquilidad dentro del infierno en el cual se ha convertido el planeta. Sin embargo, no se encuentran con el paraíso que esperaban, en esta espera sufren varios problemas que posteriormente serán cruciales en la historia y dentro de la supuesta calma en esta sociedad hay una serie de problemas latentes que hace peligrar el status quo existente. Me parece muy interesante la “ucronía” en la que nos mete el escritor, donde se inventa un supuesto conflicto político creado por los supervivientes y que afectará de lleno a los protagonistas. En cuanto son aceptados y se les deja libres, los dos protagonistas varones son llamados casi de inmediato por el gobierno de la isla para una misión en la península. Deben ir a un Madrid infectado por los muertos vivientes para conseguir suministros vitales para los supervivientes. A partir de aquí empieza la segunda parte del libro en la cual disfrutaremos de dos historias separadas en cada capitulo, por un lado la “misión madrileña” y por otro la situación en la que se quedan las protagonistas con una serie de complicaciones causadas por los hechos ocurridos en la cuarentena.
En este libro el autor rompe definitivamente con el formato blog y escribe de una manera más convencional. También noto que su escritura ha madurado respecto a la anterior entrega. Ha intercalado las historias paralelas con cada uno de los capítulos, dejando para el final de cada uno un momento de tensión que te hace devorarte el siguiente capitulo para saber que ocurrirá justo después. El ritmo es endiablado y personalmente no me ha dejado ni un minuto de respiro, tal y como me ocurrió con Apocalipsis Z. Es de una lectura amena y las escenas de tensión consiguen introducirnos en el ambiente post apocalíptico, y los encuentros con los muertos vivientes siguen poniéndonos los pelos de punta y harán las delicias de los amantes del genero. La historia como tal no es demasiado novedosa, de hecho ya la hemos visto en otras ocasiones, sin embargo tengo que reconocer que a mi tampoco me ha importado demasiado. Pero si me da algo de rabia que haya dejado olvidado alguno de los misterios de Apocalipsis Z, como por ejemplo el famoso maletín de la trama rusa ¿qué leches llevaba el maletín?. En Los Días Oscuros hay una buena historia de zombis, muertos vivientes a gogó y momentos tétricos que nos pongan los pelos de punta (en este caso el autor lo vuelve a conseguir dentro de otro hospital) y el que busque esto lo obtendrá. Creo que es una digna segunda parte de Apocalipsis Z y que no defraudará a los seguidores de la saga, y remarco esta ultima palabra porqué parece ser que este no será el ultimo de los libros de Apocalipsis Z ya que el autor habla al final del mismo de una futura continuación de los mismos. Espero con ganas nuevas entregas de este mundo zombi creado por Manel Loureiro.